Un relajo merecido.

No se recordaba con claridad cual fué el último día libre que había tenido, pero realmente era satisfactorio tener tanta responsabilidad según la ingeniera.Tener un cargo de suma importancia era muy gratificante para ella, ya que le había costado mucho surgir.La joven iba vestida con un jens a la cadera color celeste y una blusa de encaje blanco, su calzado constaba de unas chalitas de color plateado de tacón bajo, en su hombro izquierdo lleva una cartera color gris. Su cabello estaba recogido en una cola alta y este se movía mientras caminaba a paso lento.

Cuando esta vió una banca desocupada, ella se dirigió en forma rápida para tomar asiento, luego de eso de su cartera sacó una botella de agua, luego de destaparla bebió su contenido transparente.Dejando a su lado derecho la botella cerrada la chica estiró su cuerpo hacia atras y quedó mirando la copa de un árbol que generosamente le brindaba sombra a la pálida mujer.

Una joven de larguísimos cabellos azulados y simple pero grácil vestido blanco y un chal o velo azulado paseaba por aquellas calles. Dicha prenda no cubría sus hombros y, holgada como era, llegaba hasta sus rodullas, dejando ver unas sandalias azul celeste cubriendo sus pies y sus tobillos y gemelos por una especie de brazaletes de plata, pulseras en realidad que hacían un delicado tintineo a cada paso de la mujer. Portaba también pulseras hechas de algo que semejaba perlas azules y unos pendientes que, a simple vista, estaban hechos de cristal o zafiro, puede que incluso lapislázuli. Fuera como fuere aquellas joven quedaban muy bien en la fémina, a quien apenas le faltaba un instrumento para parecer una bailarina callejera o una gitana. Su apariencia era frágil, delicada y lo único que en ella resaltaba a parte de sus ropas era el intenso color de sus orbes y cabello así como unas extrañas gemas que en su pecho, bajo la clavícula, parecían incrustadas.

La finalidad del porqué esa mujer estaba en aquella plaza solo caminando era difícil de descifrar. Quizá solo gustase del silencio, puede que le gustara sentir el Sol en la piel o incluso buscaba un lugar donde pararse a bailar para conseguir algo de dinero, quién sabe... Lo único seguro en ella era que la muchacha que bebía agua a pocos metros de ella no la conocía, no en esa forma al menos pues quizá sí hubiera oído hablar de la Force Guardian Shiva.

Sus ojos color miel se posarón delicadamente en a apariencia frégil de la chica que a pocos metros estaba de ella.Sus ojos se entrecerrarón un poco tratando de acordarse de aquel rostro, por que lo había visto en alguna parte.Quizas en una base de datos del trabjo, puesto que su trabajo era ordenar los expediente del jefe, más otros trabajos como armamento bélicos de magnitudes colosales.

Sin despegarle la vista de la joven con apariencia serena, esta se cruza de piernas sin sacar la vista de su vestimenta puesto que contrastaba muy bien con su color de piel. Cruzandose de brazos de bajo de su busto,ladenado un poco su cabeza hacia la derecha pestañeo de forma lenta y dando un suspiro de negación puesto que no se podía acordar de aquel rostro que se le hacía muy familiar.

Sonriendole de forma resignada rompe la postura y coloca su espalda de forma más erguida en el respaldo de la banca, dejando ambas pies tocando el suelo y ambas piernas estaban ladeadas hacia la izquierda de forma muy femenina, mientras que sus brazos reposaban de forma tranquila sobre la parte superior de las piernas de ella.

No prestó atención cuando la mirada de la joven se posó sobre su figura. Desconocía que alguien de aquella ciudad conociera sus apariencias humanas, disparejas entre sí solo en el color del cabello, pero de todas formas seguía siendo una aparente insensatez salir a plena luz del día a pasear sin más aún cuando fuera por un lugar casi abandonado a esas horas. Caminó un rato más hasta que llegó a la fuente de la plaza, sentándose sobre su pileta de mármol y metiendo su diestra en el agua. Como si de Sirena se tratase, la joven empezó a tararear una pequeña canción mientras sus dedos jugaban dentro del agua, dejando su manto sobre su cabeza, espalda y entre sus brazos, sujeto con su mano libre mientras apenas uno solo de sus pies rozaba el suelo al tener las rodillas flexionadas y apoyadas contra la pileta, similar a la pocisión que la castaña había adoptado. Una pose delicada que jamás se habría esperado quien conociese a la joven cuando daba rienda suelta a sus manías infantiles.

Cada vez la curiosidad inundaba la mente de la ingeniera, cosa que no le gustaba, odiaba quedar con insertidumbre sobre algún tema en particular y mucho más si se trataba de una cara familiar.La joven se colocó de pie y tomando la botella de agua con su mano izquierda, para luego dirigirse de forma lenta hacia la joven que con apariencia delicada.Sus mirada estaba clavada hacia la pileta, especificamente hacia los chorros de agua que expulsa de forma timida algunas tuberías cubiertas de una imitación marfíl.

Cuando la chica estaba cerca de la joven de cabellos celestes esta se sentantó a su lado derecho más o menos a diez centímetros de la contraria.Voltenado su cabeza hacia el lado de ella una jovial sonrisa apareció en los labios de la científica.-Buenas tardes.-Dijo con una voz serena, mientras sentía la pequeñas gotas de agua que chocaban con su espalda de forma muy suave y a su vez sutilmente refrescante.

El ruido del agua caer y moverse así como el frío tacto en su también fría mano le mantenían absorta de la realidad a su alrededor, por lo que no se percató cuando la mujer se acercó a ella mas que cuando se sentó a su lado, frente a ella en realidad por la posición ladeada que mantenía. Levantó su mirada azulada del líquido para posarla sobre la verdosa de su acompañante cuando esta la saludó.

- Muy buenas -respondió al saludo con una leve inclinación de su rostro y una apacible sonrisa a ojos cerrados que mostró parte de sus dientes blancos en una expresión cálida.

Cruzando las piernas y dejando el bolso sobre el concreto de la pileta, su mirada la dirigió a los ojos de la joven y alzando una cálida sonrisa.-Se que puede sonar extraño señorita.-Dió una pausa algo innecesaria para ordenar las ideas que ya estaban organizadas con anterioridad.-Pero su presencia me hace muy familiar.- El calor estaba bajando cosa que era muy rara a la hora que ambas estaban interactuando.

Sin despegarle la mirada a los ojos profundos de la acompañante llevó su mano a su flequillo, el cual fué retenido en su oreja derecha, dejando a la vista un pequeño aro de plata que en su centro yacía una perlita de color verde, la cual destellaba cuando los rayos del sol penetraban de forma débil en aquel lugar.

- No tengo un rostro muy común, pero tampoco me dejo ver mucho así que quizá se esté confundiendo -cortés y gentil siempre, respondió a la duda que le era planteada. Si ella la conocía, debía tener cuidado y no desvelar su naturaleza. No solía mostrar esa forma humana pues se sentía más segura y protegida con la apariencia pelirroja, pero de vez en cuando necesitaba adoptar esa forma, que era mucho más cercana a su verdero ser y, por ende, le era mucho más cómoda. Más que una forma humana, era como una intersección entre la humana y la real, con características de ambas.

Un ligero rubor se hacia presente en las mejillas de la joven, siempre cuando ocurría una confusión y esta era la primera involucrada demostraba su verguenza con el sonrosamiento de sus mijilas, cosa que era muy coún en la introverida científica.-Oh, disculpe.-Dijo en un tono lento y entrecortado, mientras colocaba sus manos sobre las mejillas, cosa que era un reflejo estúpido para camuflar su estado de verguenza.

Disculpeme por favor por ser tan mal educada, mi nombre es Akina.-Sacandose las manos de sus mejillas para dejarlas en reposo sobre su pierna alzada, mientras dibujaba una sonrisa de amabilidad.

Le pareció tierna la reacción de la joven al sonrojarse cuando ledijo que se había confundido. Parecía una buena muchacha así que se tomó la libertad de relajarse, que fuera ciudadana de Midgar no quería decir que fuera también de Shin-Ra y, por ende, quizá no deberiera desconfiar demasiado de ella. Además quería relajarse, y mostrarse tensa quizá levantaría alguna sospecha.

- No se disculpe, todos nos equivocamos de vez en cuando -respondió con una cálida sonrisa a las disculpas de la fémina, no era para tanto- Trish, un placer -correspondió la presentación ajena haciendo una leve reverencia con su rostro, la cual hizo balancear sus cabellos así como el velo azul que los cubría.

El sonrosamiento de sus mejillas se fué desapareiendo cuando la joven le hablo de la equivocación y cerrando los ojos ladeó levemente la cabeza hacia su izquierda.Abriendo lentamente sus ojos cuando esta se presentó.-Trish.-Replicó cuando esta escuchó su nombre.-Es un lindo y muy refinado nombre.-Agregó mientras regresaba su cabeza a una postura normal, sin borrar su sonrisa jovial de su rostro, luego sus ojos recorrierón los accesorios de la joven que le acompañaba y esta sonrió más aún por la simple razón que todo lo que ella traía puesto estaba en armonía plena, cosa que ella quería hacer con su vestimenta algo formal y aburrida.-Me permite decirele que me gusta mucho su ropa y sus accesorio, contrastan muy bien con usted.

Sonrió levemente cuando la fémina se calmó, le agradaba ver a la gente tranquila y la verdad es que una confusión de ese tipo tampoco era para estar rondando por la mente durante mucho más tiempo. Así mismo su sonrisa se amplió cuando recibió el alago a su nombre, siempre le había gustado y, aún cuando no era su verdadero, lo solía usar incluso más que su nombre real. De más estaba decir que era peligroso darse a conocer como Shiva, la Force Guardian de hielo.

- Agradezco el cumplido. No quería llamar mucho la atención pero confieso que no pude resistirme a vestir así -le dijo con un notable tono rosado en sus mejillas y pómulos así como una sonrisa a ojos cerrados un tanto nerviosa pero sincera.

Uno debe vestirse como más le acomode, aunque llame la atención...YA que si no se siente bien, es eso lo que cuenta.-Se mira su ropa despues de hacer su pequeño comentario y sonrie un poco al ver que sus prendas eran armoniosas, cosa que no se había fijado antes de que esta saliera.

Es rara la ocación que puedo vestirme de forma normal, puesto que en mi trabajo tengo que usar un uniforme, el cual no me gusta mucho, sus colores son opacos y eso no resalta mucho.- Aquel uniforme era una falda a cinco dedos ariba de la rodilla, la cual es de color negro, en la parte superior una camisa color gris, en el cuello usaba una corbata del mismo color de la falda y sobre la blusa esta una chaqueta negra.Lo único bueno que sacaba con esto que su figura se veía un poco más estilizada.

- Bueno, en todo trabajo tiene que haber pegas y tan mal no te queda. Pero ciertamente creo que alguna prenda roja o granate le iría mejor para resaltar su piel y cabello -respondió habiendo reído por lo bajo y asentido cuando la joven le dijo su opinión sobre las vestimentas. Jamás se esperó hablar de ropa con una recién conocida en una plaza desierta y al lado de una fuente, pero había vivido lo suficiente como para saber que cosas así ocurrían.

- ¿Cuál es su oficio? Si no es indiscreción claro -la curiosidad se apoderó de ella durante algunos instantes así como también la prudencia. Vestía de uniforme y podía parecer militar, por lo que debía asegurarse de qué decir y qué no decir o qué hacer y qué no mientras ella estuviese cerca. No podía mostrar su naturaleza de todas formas, pero nunca estaba de más saber si debía tener mayor cuidado con ella.

Abrió los ojos de forma leve cuando esta escuchó la primera oración de la joven.No estaría nada de mal que esta se colocara una prenda de un color rojo, o mejor dicho, nunca se le hhabía ocurrido usar aquel provocativo color.-Tendré que probarme ropa de aquellos colores, puesto que soy muy descuidada en el momento de elegir ropa.-

Arreglandose el flequillo que lentamente se iba resfalando por la frente de la mujer, esta delicadamente con su dedo indice y anular corre aquel mechón para reprimirlo detras de su oreja. Mientras hacía aquella acción su acompañante estipuló aquella pregunta la cual Akina no tuvo ningún problema en responderle.-Soy Ingeniera en Robótica.-Comentó con mucha felicidad, puesto que le había costado llegar hasta su sueño por el preludio de esta.- Y usted ¿En qué se desempeña?.

La fémina volvió a reír por lo bajo de manera inocente y divertida ante las palabras de la joven que tenía frente a sí. Ella tampoco era muy avispada a la hora de elegir la ropa pero qué se le iba a hacer, en realidad apenas tenái dos conjuntos que aparecían cada vez que se tranformaba, aunque más de una sorpresa se había llevado cuando haciendo uso de una apariencia humana le salían las ropas de la otra.

- No tengo un trabajo fijo, a veces bailo en las calles o canto para ganar algo de dinero -respondió con calma, no iba a decir que a veces también se ganaba la vida haciendo trabajos como mercenaria del tipo: elimina mosntruos, protege x caravana, recupera tal objeto, etc. Siempre eran trabajos donde el anonimato reinaba pues no era tan ilusa como para hacerse famosa, eso solo levantaría sospechas pues tampoco es que sus poderes fueran normales.

Escuchaba todo con mucha atención mientras acamodaba con mucho cuidado la parte baja de su blusa.Cuando la mujer había terminado de contar lo que esta hacía la chica regresó la mirada a ella mientras que sus ojos brillaban como si fueran las perlas que esta tenía incrustadas en sus aros.- Debe poseer una hermosa voz y una gracia sin igual.-Su voz se notaba serena, puesto que la ingeniera solo quería hablar de otras cosas que no fuera relacionadas con trabajo, ni mucho menos maquinarias pesadas, ya que esta las veía en el trabajo y hasta en su departamento para adelantar detalles, y eso la tenía un poco estresada.Es por aquello que se sentía muy bien hablando con aquella mujer en la plaza, y aquel estado anímico se podía sentir por el actuar de la ingeniera y en su mirada.

Yo antes trabajaba en un bar atendiendo la barra, y ese dinero fué destinado a mis estudios.-Dió una pausa y suspiró de forma lenta.-Trabajar en los bares es muy dificil, puesto que hay que lidiar con hombres un cuanto molestos, ademas no tenía el caracter tan desarrollado como para enfrentarlos, pero gracias a ese rol que cumplí fortalecí mi caracter.-Apoyando los pies en la pequeña pared de la pileta y colocandose más erguida, para luego estirar un poco su cuello y recibir la brisa fresca de la tarde en su cara.