Residencia Fortune

Sacó de nuevo su dedo del interior de su boca, mirando la pequeña y nímia quemadura de la yema de este. Estaba casi segura, no quería ser libre, estaba harta de ser perseguida y teniendo dueño eso ya no ocurriría, pero también hechaba de menos su libertad. Poder hacer lo que quería cuándo y dónde quisiera... Su apetito se esfumó en cuanto empezó a pensar en ello, por lo que no volvió a intentar coger comida, ni siquiera tocó la taza que le ahbía sido dada.

Le siguió todo el rato con la vista o con el oído, quizá con ambos en alguna ocasión aunque todos sus sentidos se enfocaron en él cuando se acercó a la puerta ya calzado y con la intención de irse. Rápidamente, Ashura subió al primer piso, cogiendo el chaleco y bajando igual de rápido, casi que, de no haber saltado con agilidad casi media escalera, se habría pegado un buen batacazo contra estas. Así mismo, de más estaba decir que la inercia del salto levantó un poco bastante su polerón, aunque eso no le importó y, acercándose al platinado por su espalda terminó por hecharle el chaleco encima de los hombros para evitar que se cayese, pero sin poder ponérselo.

- Te resfriarás -murmuró ocultando su rostro bajo su flequillo, escondiendo así una clara expresion de tierna preocupación hacia él, además de que sentiría cierta verguenza sabiendo que su amo saldría medio desnudo a la calle... ¿Verguenza o celos? Quién sabe... Lo que sabía era que no pensaba dejarle salir sin camiseta al menos.

Sonrió cagradablemente al escuchar el agradecimiento ajeno. Estuvo dispuesta a irse pero al verle girarse y posar sus manos sobre los hombros propios la detuvo.

No opuso resistencia al gesto que le obligó a alzar su rostro, haciendo así que sus orbes de pura amatista se posaran en los ópalos celestes que eran los ojos ajenos. Además, así él también pudo ver a la perfección aquel delicioso rubor que cubría sus mejillas y pómulos, el cual aumentó con el beso recibido sin el obstáculo de sus suaves cabellos dorados.

- Vuelve... -pidió con los ojos entrecerrados y cristalizados, como si estuviera al borde del llanto. Sensación acompañada por el decaer de sus ceñas y el fruncir de sus labios. En verdad parecía a punto de llorar, y puede que fuera en verdad lo que pasaba pues la sola idea de que él le dejara le dolía mucho, más de lo que hubiera imaginado.

Escuchó todas y cada una de sus palabras cual discípula escucha a su maestro, memorizando sus lecciones con solo haberlas oído una vez. Asintió de nuevo como si de pequeña niña que va a obedecer una orden se tratase, aunque no volvería a la mesa hasta que él se fuera o, como mínimo, hasta que él se hubiese ajustado bien el chaleco.

Había obedecido como buena mascota y, en cuanto él desapareció, se puso a comer de forma lenta, aunque constante. Así mismo, se permitió algún que otro carpicho y tierna acción como la de ponerse de rodillas en la silla y posar asi todo su cuerpo en la mesa, subiendo levemente el polerón mientras tocaba con su índice algunas de las cosas que había en la mesa, como el desayuno ajeno o lo que quedaba de él y la mantequilla, la cual probó pero no le gustó.

Solo su rostro se movió cuando oyó la voz de Kenryu se dejó escuchar jadeante y el sonrojo volvió a cubrir su rostro, esta vez tiñendolo casi por completo por la posición que tenía, muy semejante a la que poseía en la cama alguna hora atrás.

- Ah... -fue todo lo que salió de sus labios ante aquella situación. Ni siquiera se puso bien en la silla, aunque sí esperaba algún que otro reproche.

En cuanto él comenzó a hablar Ashura se reincorporó, quedando de pie nuevamente frente a él, avergonzada, cn la mirada gacha, las manos entrelazadas frente a sí y la mirada puesta en él a través de su flequillo con los hombros levemente recogidos.

- L-lamento mis... Modales -terminó por decir cuandon él la miró. Sabía de sobra que no era correcto hacer ni la mitad de cosas que hacía, entre otras el usar las uñas para comer de infraganti.

Había llegado acompañada del peliblanco terminando por vestir una simple falda por las rodillas de color más simple imposible, marrón y una camiseta de color más claro pero igual de simple que le dejaba el típico escote de barco de hombros libres que parecía gustarle, pues cada prenda que cogía tenía ese estilo aún cuando se le vieran los tirantes de la rpa que había bajo este, la de esa ocasión, blanca.

Se sentó en una silla, apoyando sus brazos en la mesa y su cabeza sobre estos con somnoietna expresión. Hacía mucho que no dormía, y los zorros no eran muy dormilones, pero tampoco se pasaban más de 16 horas sin pegar ojo aunque fuera una simple siesta o una horita de mero descanso.

Estaba tan dormida que apenas escuhó lo que Kenryu dijo, ni siquiera lo de aquella "sorpresa" ni de que estarían solos una semana entera. De seguro se habría puesto más que colorada si hubiera estado más espabilada.

Apenas escuchó las palabras ajenas y tampoco se dió cuenta de la expresión de infantil molestia que había aparecido en el rostro de su amo pues, poco a poco, sus orbes se habían ido cerrando hasta quedar ella con el rostro ladeado hacia donde él había estado, con uno de sus brazos estirados y el otro doblado, cogiéndose al codo de este primero.

El aroma de la comida llegó pronto a sus sentidos y, como si estuviera en su forma kitsune, su nariz se movió un par de veces al captar el dulce y sabroso olor del almuerzo que empezaba a cocinarse, aunque aún no se despertó demasiado de su duermevela. Quizá el cansancio era mayor que su hambre.

- Comer.... Luego dormir... -respondió adormilada aunque algo menos "ausente". Al menos ya entendía lo que él decía aunque fuera chillando.

A pesar de responder ni siquiera se movió, quizá un poco su rostro y hombros para acomodarse en la mesa sin recordar siquiera que, para comer delante del peliblanco, debería usar los cubiertos.

Su rostro se alzó un poco, mirando ahcia el frente con sus orbes entrecerrados casi sin ver, guiándose tan solo por el olfato cuando el almuerzo fue puesto delante suya. Incluso cuando él volvió su nariz seguía moviéndose graciosamente hasta que, aún con los ojos casi cerrados, se dejó guiar por la orden de su amo, abriendo la boca y cerrándola al atrapar lo que le era servido, sin soltar la brocheta que lo sostenía hasta que "arrastró" sus labios por la superficie de esta, hechando así su rostro hacia atrás y saboreando la comida lentamente, sonriendo tras tragar y volviendo a abrir la boca, obviamente, pidiendo más.

Sonrió levemente al escucharle y simplemente acomodó su postura, poniendo ambos brazos flexionados sobre la mesa y alzándose un poco, moviéndose hacia delante para atrapar antes la brocheta.

- Culpa tuya -reprochó infantilmente sacándole la lengua de forma graciosa tras volver a tragar la comida que le daban. Le encantaba que la mimaran, y pensaba seguir dejándose a menos que el ojiazul decidiese hacer lo contrario.

volvió a sentarse bien aunque sin cambiar la posición de sus brazos mientras le escuchaba, pensando una buena respuesta. Empezaba a conocer las diferencias que cada uno de sus aspectos tenía para él, creyendo que solo su apariencia híbrida parecía... Incitarle, por decirlo de alguna forma.

- Quizá... -respondió abriendo por completo uno solo de sus orbes como si esperase ver cuándo iba a volver a darle de comer. Podía llamarla vaga pero no tenía siquiera ganas de coger la comida con las manos, uñas mejor dicho.