Residencia Fortune

Su atención hacia él se acentuó cuando le vió moverse y, posteriormente, despertarse. Sus miradas se cruzaron y la kitsune alzó sus manso hasta posarlas a ambos lados de su rostro, dejando ver solo cuatro de sus dedos, ni más ni menos.

- H-hai... "Menos por esto último" -pensó enrojecida y agachando sus orejas, cubriendo su rubor tras la misma línea de la cama al agacharse un poco más.

Tan solo asintió a modo de respuesta, sin moverse de dónde o cómo estaba a pesar de haber estado tentada de bajar por el delicioso aroma del pan recién horneado.

Tan solo se quitaría de ahí cuando él hiciera ademán de levantarse, y lo haría solo por mantener cierta distancia "prudencial" entre ellos o, mejor dicho, entre sus cuerpos como si evitase que él sintiera la recientemente elevada temperatura del suyo.

La reacción de la kitsune fue tardía y apenas pudo separarse un poco para cuando él le tomó las manos y gritó aquellas palabras emocionado. No supo bien porqué, pero dicho entusiasmo le dolió, lo bastante como para que soltara un "sí" apagado antes de levantarse murmurando un igualmente apagado "disculpa" y salir del cuarto, dejando allí su bolsita de cuero y bajando, guiándose por el aroma y sin dar cuenta de que sus ropas podrían revelar cierta excitación por la embarazosa situación pasada.

Siguió bajando incluso cuando escuchó el grito ajeno. Su tristeza había sido malinterpretada quizá, pero de todas formas no se sentía con muchos ánimos para hablar con él por lo que, aún teniéndolo delante, exhaltado e impidiéndole el paso, no le miró, sino que desvió su rostro con las orejas gachas y el aún persistente rubor de sus mejillas, semi oculto tras sus hebras doradas.

Abrió la boca precisamente para decir aquel "nada" que justo después de hablar él le negó. ¿Cómo decírselo? Era imposible explicarle que, en sueños, había intentado, siguiendo el mismo sueño tal vez, aprovecharse de ella. Se mantuvo callada evitando todo contacto ocular con los celestinos orbes ajenos y aferrando una sola de sus manos a la baranda mientras se mantenía con uno de sus pies en un escalón y el contrario en el siguiente.

Tras un incómodo y corto silencio la kitsune tan solo murmuró una negativa. No quería hablar de ello, no en ese momento en el que aún creía sentir el calor ajeno sobre su espalda, invadiéndola y rodeándola. Así mismo casi deseaba que alguien apareciera para que aquel "interrogatorio" se terminase.

Cuando él subió de nuevo la kitsune se giró, alzando su diestra hacia él como queriendo llamarlo pero retirándola casi al instante, quedándose en el lugar algunos segundos de más con la mirada fija en el suelo antes de terminar bajando las escaleras y sentarse, como la vez anterior, en una de las sillas sin importarle que la cadena estuviera tirada por el suelo y siendo arrastrada sobre este.

Se sobresaltó por e grito y casi saltó de la silla, dirigiendo su rostro hacia arriba y correspondió el saludo de Alba tras mirarla con otra sonrisa, pero leve y casi sin ganas antes de asustarse por la discusión de ambos parientes.

En cierto modo casi se imagina la escenita que Alba describió, lo que hizo que un escalofrío de terror recorriera su espalda y la mirase entre avergonzada y asustada.

Su oreja izquierda se alzó, justo la que daba a las escaleras al escuchar que alguien bajaba por ellas. Por mera inercia, sus ojos también se dirigieron hacia dicho lugar antes de volterse al lado contrario con rapidez, incluyendo ese movimiento su rostro para ocultar un neuvo rubor en sus mejillas.

Su atención fue llamada cuando Kenryu se dirigió a ella y asintió de forma algo débil a la pregunta ajena, dando así una muda respuesta evitando mirarle. No entendía cómo él podía andar medio desnudo y mojado por la casa estando ella, alguien ajena a la familia o demasiado reciente en esta.

- Un poco de leche... O pan -respondió mientras intentaba minar su rubor, obviamente sin mirarle y hablando siempre tras él, dejando algunos segundos de silencio.

Se preguntaba si Alba seguía atendiendo la panadería, aunque la respeusta era bastante obvia, más cuando no se asomaba casi por el comedor dodne ambos se encontraban.

Mostró una expresión extraña en su rostro, tierna complicidad podría ser una buena forma para describirla cuando vió los gestos ajenos y como depositaba el pan frente a ella. De más estaba decir que giró un poco su rostro hacia él cuando le oyó acercarse, revelando su rubor y sus entrecerradas amatistas a través de su cabello antes de coger una de las barras de pan con cuidado de no quemarse.

Observó los movimientos de su amo antes de relajar un poco su cuerpo, dejando de tensar los músculos de sus piernas para dejar que una de ellas cayera a tierra con delicadeza, apenas posándose en esta pues tan solo una de sus uñas rozaba el piso.

- Sí... -murmuró comiéndose el trozo de pan que tenía en la mano antes de alargar esta a coger otro trozo, acabando por quemarse y llevar ese mismo dedo a su boca para lamerlo y minimizar el daño.